Seis días de
gloria
ROLAND J. BEHAR
Hace ya 50 años
que Jerusalén, la eterna e indivisible, es un todo. Jerusalén ha sido destruida
dos veces, sitiada 23, atacada otras 52 veces, y
capturada y
recapturada 44 veces. Ha sido testigo de revueltas y ataques terroristas desde
el siglo pasado. Es el lugar más disputado de la tierra, es su
centro
espiritual, por eso la atacan los demonios.
La Guerra de los
Seis Días (junio 5-11 de 1967) marcó un hito. Durante la ocupación jordana,
ningún judío podía entrar en la Ciudad Vieja. El Barrio
Judío estaba
prácticamente arrasado. Los judíos fueron impedidos de visitar su lugar más
sagrado, el Muro Occidental y el Monte del Templo.
En 1967 el joven
estado de Israel tenía solo 19 años de restablecido, y sus fuerzas de defensa
eran exiguas, pero supo que estaban a punto de
aniquilarle y se
defendió. La inteligencia israelí demostró su capacidad e importancia por
primera vez.
En septiembre de
1965, los líderes árabes, sus jefes militares y de inteligencia se reunieron
secretamente en Marruecos para debatir ir a la guerra
contra Israel y
crear un mando conjunto. El anfitrión, Hassan II, no confiaba en sus invitados
de la Liga Árabe. Inicialmente planeó permitir que una
unidad conjunta
de Shin Bet-Mossad espiara la conferencia. Sin embargo, un día antes de que
comenzara la conferencia, se arrepintió, pero
secretamente
grabó la reunión y se la dio a los israelíes, quienes supieron que los árabes
se preparaban para la guerra, pero estaban divididos.
El 14 de mayo,
Gamal Abdel Nasser comenzó a trasladar tropas y equipo a la Península del
Sinaí. Ordenó la evacuación inmediata de las tropas de la
ONU y canceló su
presencia en la frontera egipcia-israelí. La ONU dejó la zona bajo control
egipcio (una vez más la ONU contra Israel). Egipto
continuó
amontonando tropas en el Sinaí. Al final de la semana había 80,000 soldados,
550 tanques y 1,000 piezas de artillería. Jordania firmó
entonces un pacto
militar con Egipto y Siria. Mientras tanto, Israel esperaba que Estados Unidos
rompiera por la fuerza el bloqueo egipcio del
estrecho de
Tiran, pero no lo hicieron (no siempre fueron tan amigos), por temor a una
confrontación con la URSS, patrocinadora de Egipto.
Al final Nasser
logró el apoyo de Siria, Jordania, Irak, Líbano, Argelia, Kuwait, Libia,
Marruecos, Pakistán, Sudán, Túnez y la colaboración desde
dentro del país
de la OLP de Yasser Arafat. Esta fuerza conjunta contaba con 547,000 tropas
contra 100,000 de Israel, 2,504 tanques e Israel con
apenas 800, 957
aviones contra solo 300 israelíes. Total desproporción en contra de Israel.
En la noche del 4
de junio, el gabinete israelí confirmó que los ejércitos árabes amenazaban la
existencia misma del Estado. El gobierno autorizó al
primer ministro
Eshkol y al ministro de Defensa Dayan a desplegar las fuerzas de defensa
israelíes para una acción militar preventiva.
En la madrugada
del 5 de junio, el León de Judea acosado se lanzó contra sus enemigos. Fue un
ataque devastador contra las bases de la fuerza aérea
egipcia. Los
aviones israelíes en sólo cuatro horas desactivaron la fuerza aérea egipcia, la
más grande del mundo árabe.
Israel sugirió a
Jordania que no se involucrara en el conflicto, fue ignorado, Jordania
respondió con miles de proyectiles de mortero sobre las áreas
judías de
Jerusalén, incluyendo hospitales e iglesias. Bombardeó objetivos civiles en Tel
Aviv y las ciudades costeras de Netanya y Kfar Saba. Cuando
Siria e Irak se
unieron a la guerra, Israel atacó las bases aéreas jordanas, sirias e iraquíes.
A la sazón,
Israel derrotó las tropas egipcias en el desierto del Sinaí. Al mediodía del
día siguiente, Israel controlaba el puerto de Sharm El-Sheikh,
reabriendo los
carriles marítimos que Egipto había bloqueado apenas dos semanas antes.
En la madrugada
del 7 de junio, los paracaidistas israelíes avanzaron sobre la ciudad vieja de
Jerusalén, sin usar artillería para preservarla. Lucharon
durante horas y
sufrieron numerosas bajas, pero ¡recuperamos Jerusalén!
Luego de derrotar
a Egipto y controlar Cisjordania, el 8 de mayo las IDF volvieron su atención
hacia Siria.
Los sirios, a
pesar de la derrota de Egipto y Jordania (por cierto, apoyados por un batallón
de tanques enviados desde Cuba), siguieron atacando.
Entonces las
tropas israelíes se movieron sobre las laderas de las Alturas del Golán, y
tomaron el control de todas las carreteras y puntos de acceso a
la meseta
estratégica y así Siria también fue derrotada.
Esa es la
historia a grandes rasgos, es la historia de un milagro. Así que, si queda
algún loco en la zona que piensa que puede vencer a Israel en el
campo militar,
mejor que se aficione a los fuegos artificiales y no se busque el fuego de
Israel, porque quema. ¿A Ud no le parece? A mí sí.
http://rolandbehar.blogspot.com
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