Los miembros
originales de las Naciones Unidas fueron: Francia, la República de China, la
Unión Soviética, el Reino Unido, los Estados Unidos, Argentina, Australia,
Bélgica, Bolivia, Brasil, Bielorrusia, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica,
Cuba, Checoslovaquia, Dinamarca, República Dominicana, Ecuador, Egipto, El
Salvador, Etiopía, Grecia, Guatemala, Haití, Honduras, India, Irán, Iraq,
Líbano, Liberia, Luxemburgo, México, Países Bajos, Nueva Zelanda, Nicaragua,
Noruega, Panamá, Paraguay, Perú, Filipinas, Polonia, Arabia Saudita, Sudáfrica,
Siria, Turquía, Ucrania, Uruguay, Venezuela y Yugoslavia. Eran, apenas, 59 miembros, donde
interactuaban 30 democracias aceptables con monarquías y terribles dictaduras. Unidos, con raro equilibrio, lograron que el
mundo se recuperara, renaciera y avanzara luego de la segunda guerra mundial.
En las Naciones
Unidas ya no hay equilibrio. Ganaron los
malos y los corruptos, los violadores de todos los derechos, los abusadores y
asesinos de sus propios pueblos, lo peor. El presupuesto del 2016-2017 fue de
5.59 billones de dólares. La ONU ahora
está integrada por 192 países miembros más dos observadores: nada más y nada
menos que el Vaticano y la Autoridad Palestina ¡Cuán disimiles! Y ¡qué curioso!
No conozco lo parámetros que utilizaron, pero de acuerdo con Freedom House, sólo
86 de estos miembros pueden ser considerados democracias.
La mayoría de los
miembros se agrupan en grupos formados por afinidad o intereses comunes, estos
grupos son:
Grupos Regionales:
Grupo Asiático con 54 miembros, donde China, Irán, y Arabia Saudita ejercen una
vital influencia y las votaciones de sus miembros suelen estar en línea con la
política de estos.
El Grupo Africano
también con 54 miembros, encabezados fundamentalmente por Sur África, Angola y
Egipto.
Grupo de América
Latina y el Caribe (GRULAC) con 33 miembros bajo gran influencia de Cuba y
Venezuela.
Grupo de Europa
Occidental y Otros (WEOG) con 29 miembros.
Este es el único que acoge a Israel en ciertas instancias, ya que su
grupo natural, el asiático, no le da acceso. A este grupo, aunque no de modo
oficial, pertenece Estados Unidos e influye, de alguna manera, junto a
Alemania, Francia e Inglaterra.
En el grupo de la
Unión Europea (UE) los 28 miembros son rehenes de su dependencia del petróleo
árabe y su constantemente creciente población musulmana. Ahí es donde se destacan Alemania, Francia y,
cada vez menos, Inglaterra.
Hasta ahí, las
coincidencias de los intereses entre los países de una misma región tienen
bastante sentido. Donde se complica
mucho más la ecuación es cuando estas agrupaciones tienen como principal y casi
único objetivo el no sólo influir en los resultados, sino controlar las
votaciones. Así es el caso del Movimiento de Países No Alineados, con 119
miembros (61% de los miembros de la ONU) o la Organización de la Cooperación
Islámica (OCI) con 56 miembros que, junto a la Liga de los Estados Árabes con
21 miembros, hace inevitable que, constantemente, se pasen resoluciones en
contra de los intereses israelíes y hace absolutamente imposible que pase
ninguna resolución que beneficie a Israel, independientemente de que sea lo
justo y lo humano. Para las Naciones Unidas, Israel se percibe como siempre se
hizo al judío en Europa, ajeno y despojado de humanidad, culpable de todos los
males y por lo tanto condenable a priori.
Esta última
votación contra Israel, pasó -como era de esperarse- con una aplastante mayoría,
hubo 37 abstenciones, marcando una diferencia notable en comparación con los
tiempos de Barak Hussein. Los
abstinentes fueron: Antigua-Barbuda, Argentina, Australia, Bahamas, Benín,
Bután, Bosnia-Herzegovina, Cameron, Canadá, Colombia, Croacia, República Checa,
Republica Dominicana, Guinea Ecuatorial, Fiji, Haití, Hungría, Jamaica,
Kiribati, Latvia, Lesoto, Malawi, México, Panamá, Paraguay, Filipinas, Polonia,
Rumania, Ruanda, Islas Salomón, South Sudan, Trinidad-Tobago, Tuvalu, Uganda y
Vanuatu. Como casi era de esperarse, junto a los Estados Unidos votó una ínfima
minoría. Como es siempre usual, estos fueron: Guatemala, Honduras, Israel,
Islas Marshall, Micronesia, Nauru, Palau, Togo, y los Estados Unidos. Hasta el
13 de diciembre del 2017, 144 Estados Miembros han pagado sus cuotas del
presupuesto ordinario en su totalidad. El
resto, los otros 49, no lo han hecho, pero aun así no pierden el derecho al
voto.
El presupuesto
propuesto por la ONU par el 2018 es de 5,400 millones de dólares de los cuales
le corresponde (¿a santo de qué?) a los Estados Unidos el 22% de esa cifra. O sea 1,180 millones por parte de Estados
Unidos. A China, con una población
cuatro veces superior y con el mismo derecho al veto, le tocan 7.91% o sea
427.14 millones. A Rusia le toca cubrir
el 3.88%, lo cual representa una cantidad de 209.52 millones. En otras palabras: los norteamericanos
subsidiamos a la ONU con el doble de lo que aportan nuestros más peligrosos
adversarios con los mismos derechos y muchísimos menos escrúpulos.
Si no tuviera
consecuencias tan trágicas, parecería un chiste de mal gusto. ¿A Ud. no le
parece? A mí, sí.
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