Wednesday, January 24, 2018

Por Jerusalén


En torno a la declaración de reconocimiento de Jerusalén como la capital del Estado de Israel se han desencadenado toda suerte de comentarios a favor y en contra, protestas callejeras, ataques terroristas, envío de misiles y todo un pandemónium.
Las raíces del problema podrían definirse en dos criterios fundamentales sostenidos uno por los musulmanes y otro por estos y los antisemitas en general:
1.       Al haber sido conquistada por el islam la tierra de Israel en algún momento, de acuerdo con el Quaran no puede dejar de serlo jamás, como tampoco un musulmán puede convertirse a otra religión sin enfrentar la pena de muerte.
2.       Por los tanto, los israelíes no tienen ningún derecho ni conexión a esa tierra por ser los descendientes de judíos europeos que regresaron después de 2000 años a imponerse sobre los legítimos pobladores.
El hecho es que los judíos, pese al empeño que una buena parte de la humanidad ha puesto en desaparecerles, se han negado a hacerlo, y no olvidan su tierra ancestral, historia, tradiciones y religión.
Para quienes lo desconozcan: Jerusalén fue fundado por David, Rey de Israel, hace más de 3000 años.  El primer templo fue construido por el rey Salomón -su hijo-, en el monte donde Abraham ofreció a D-os su hijo Isaac.  El Templo fue destruido por los Babilonios y reconstruido por Herodes para volver a ser destruido por los Romanos, sobre sus ruinas erigieron Al Aqsa. 
Jerusalén aparece mencionado en la Torah 669 veces y ni una en el Quaran o la Suma. El Quaran hace una alusión a un viaje nocturno de Mahoma “desde el templo sagrado, al templo más remoto” la que, a partir del Siglo XVII interpretan que se refiere a La Meca y a Jerusalén. Punto. Los judíos, durante todo este tiempo en Israel y en la diáspora, jamás renunciaron a su tierra y, mucho menos, a Jerusalén.  Le han rezado tres veces, todos los días, durante 2000 años.
Dato poco conocido es que, durante el periodo de 1949 a 1967, ocurrió una emigración masiva de árabes desarraigados desde los países vecinos hacia la margen occidental del Jordán, prácticamente tierra de nadie, controlada por Jordania, quien le restaba tan escasa importancia como que jamás fue, siquiera, visitada por el rey.  El propósito: mantener fuera del territorio jordano a esa gentuza quienes, como hasta hoy, desprecian.
En Tel Aviv funcionan, actualmente, 89 embajadas incluyendo la del Salvador y Costa Rica que, en el 2006, fueron trasladadas desde Jerusalén tras 24 años de prmanencia.
Desde 1995 el Congreso norteamericano aprobó una resolución reconociendo a Jerusalén como la capital de Israel.  Apenas seis meses atrás, con inmensa mayoría en la votación, reafirmaron ese acuerdo.  Desde Clinton hasta Obama, a pesar de que no firmaron el “waiver”, todos declararon, en varias ocasiones, que Jerusalén es la capital del Estado israelí. En realidad, Trump, al cumplir su promesa de campaña, sólo respondió el mandato del pueblo americano al respecto. ¿Ha visto usted norteamericanos en USA protestando la decisión?
Desde 1987 la Autoridad Palestina y su brazo armado Hamas, no han cesado de incitar, provocar y realizar actos de violencia contra los civiles israelíes en todo el país.  A eso le llaman Intifada; la primera comenzó en el 1987 y la segunda en el 2000, hasta hoy. Todos los meses y, a veces, todas las semanas, nos enteramos de atentados que se realizan contra judíos en Israel y el resto del mundo que jamás provocan el disgusto ni la repugnancia que se expresa cuando otros (no judíos) son atacados.
Quizás suene tremendista o pesimista, mas no irreal, que la “luna de miel” con los judíos ha terminado.  Comenzó luego del horror del holocausto y tuvo su clímax con la fulminante victoria de 1967.  Los judíos vuelven a ser vistos como antes y durante el holocausto.  En el mejor de los casos con indiferencia; pero, en la mayor medida, como siempre, cual chivo expiatorio.  Este es el mejor ejemplo: Los judíos están cometiendo la insolencia de querer que Jerusalén sea su capital, y por ese estúpido capricho, el mundo esta revuelto. Como si no fuera su derecho. ¿Qué quieren, que regresen a los guetos de Europa?
Claro que la guerra que ha costado casi un millón de muertos, y millones de heridos y desplazados en Siria, Iraq y Kurdistán no afecta la tranquilidad mundial.  Tampoco la sostenida ente saudíes y yemenitas, o la situación de inestabilidad y violencia en que vive el Líbano bajo el proxy iraní de Hezbollah, como tampoco la amenaza de Corea del Norte.  ¡No! Que Jerusalén sea la capital del estado de Israel, eso, eso sí que es una hecatombe.

Como dije, estoy preocupado.  Algunos amigos me aconsejan que no lo esté y otros coinciden conmigo aconsejándome que me arme hasta los dientes.  No sé yo, pero… ¿a Ud. qué le parece?

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