En torno a la
declaración de reconocimiento de Jerusalén como la capital del Estado de Israel
se han desencadenado toda suerte de comentarios a favor y en contra, protestas
callejeras, ataques terroristas, envío de misiles y todo un pandemónium.
Las raíces del
problema podrían definirse en dos criterios fundamentales sostenidos uno por
los musulmanes y otro por estos y los antisemitas en general:
1.
Al
haber sido conquistada por el islam la tierra de Israel en algún momento, de
acuerdo con el Quaran no puede dejar de serlo jamás, como tampoco un musulmán
puede convertirse a otra religión sin enfrentar la pena de muerte.
2.
Por
los tanto, los israelíes no tienen ningún derecho ni conexión a esa tierra por
ser los descendientes de judíos europeos que regresaron después de 2000 años a
imponerse sobre los legítimos pobladores.
El hecho es que
los judíos, pese al empeño que una buena parte de la humanidad ha puesto en
desaparecerles, se han negado a hacerlo, y no olvidan su tierra ancestral,
historia, tradiciones y religión.
Para quienes lo
desconozcan: Jerusalén fue fundado por David, Rey de Israel, hace más de 3000
años. El primer templo fue construido
por el rey Salomón -su hijo-, en el monte donde Abraham ofreció a D-os su hijo
Isaac. El Templo fue destruido por los
Babilonios y reconstruido por Herodes para volver a ser destruido por los Romanos,
sobre sus ruinas erigieron Al Aqsa.
Jerusalén aparece
mencionado en la Torah 669 veces y ni una en el Quaran o la Suma. El Quaran
hace una alusión a un viaje nocturno de Mahoma “desde el templo sagrado, al templo más remoto” la que, a partir
del Siglo XVII interpretan que se refiere a La Meca y a Jerusalén. Punto. Los
judíos, durante todo este tiempo en Israel y en la diáspora, jamás renunciaron
a su tierra y, mucho menos, a Jerusalén.
Le han rezado tres veces, todos los días, durante 2000 años.
Dato poco
conocido es que, durante el periodo de 1949 a 1967, ocurrió una emigración
masiva de árabes desarraigados desde los países vecinos hacia la margen
occidental del Jordán, prácticamente tierra de nadie, controlada por Jordania,
quien le restaba tan escasa importancia como que jamás fue, siquiera, visitada
por el rey. El propósito: mantener fuera
del territorio jordano a esa gentuza quienes, como hasta hoy, desprecian.
En Tel Aviv funcionan,
actualmente, 89 embajadas incluyendo la del Salvador y Costa Rica que, en el
2006, fueron trasladadas desde Jerusalén tras 24 años de prmanencia.
Desde 1995 el
Congreso norteamericano aprobó una resolución reconociendo a Jerusalén como la
capital de Israel. Apenas seis meses
atrás, con inmensa mayoría en la votación, reafirmaron ese acuerdo. Desde Clinton hasta Obama, a pesar de que no
firmaron el “waiver”, todos declararon, en varias ocasiones, que Jerusalén es
la capital del Estado israelí. En realidad, Trump, al cumplir su promesa de
campaña, sólo respondió el mandato del pueblo americano al respecto. ¿Ha visto
usted norteamericanos en USA protestando la decisión?
Desde 1987 la Autoridad
Palestina y su brazo armado Hamas, no han cesado de incitar, provocar y
realizar actos de violencia contra los civiles israelíes en todo el país. A eso le llaman Intifada; la primera comenzó
en el 1987 y la segunda en el 2000, hasta hoy. Todos los meses y, a veces,
todas las semanas, nos enteramos de atentados que se realizan contra judíos en
Israel y el resto del mundo que jamás provocan el disgusto ni la repugnancia
que se expresa cuando otros (no judíos) son atacados.
Quizás suene
tremendista o pesimista, mas no irreal, que la “luna de miel” con los judíos ha
terminado. Comenzó luego del horror del
holocausto y tuvo su clímax con la fulminante victoria de 1967. Los judíos vuelven a ser vistos como antes y
durante el holocausto. En el mejor de
los casos con indiferencia; pero, en la mayor medida, como siempre, cual chivo
expiatorio. Este es el mejor ejemplo:
Los judíos están cometiendo la insolencia de querer que Jerusalén sea su
capital, y por ese estúpido capricho, el mundo esta revuelto. Como si no fuera su
derecho. ¿Qué quieren, que regresen a los guetos de Europa?
Claro que la
guerra que ha costado casi un millón de muertos, y millones de heridos y
desplazados en Siria, Iraq y Kurdistán no afecta la tranquilidad mundial. Tampoco la sostenida ente saudíes y
yemenitas, o la situación de inestabilidad y violencia en que vive el Líbano
bajo el proxy iraní de Hezbollah, como tampoco la amenaza de Corea del Norte. ¡No! Que Jerusalén sea la capital del estado
de Israel, eso, eso sí que es una hecatombe.
Como dije, estoy
preocupado. Algunos amigos me aconsejan
que no lo esté y otros coinciden conmigo aconsejándome que me arme hasta los
dientes. No sé yo, pero… ¿a Ud. qué le
parece?
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