Cabeza de año, Año Nuevo, Vida Nueva. ¡Eso es Roshana! Una nueva
oportunidad, brindada a los judíos, cada año, comenzando con Rosh Hashana y
concluyendo, días después, con Yom Kippur, en que se sella nuestra suerte
durante los próximos doce meses. Es tiempo
de auto examinarse para rectificar y enmendar los errores del año
anterior. A pesar de que, como todos,
somos imperfectos, pecadores, buenos, malos y regulares, se nos da la
oportunidad de pedir y conseguir el perdón de quienes, con intención o sin ella,
ofendimos o perjudicamos.
Se comienza endulzando los alimentos con miel para que el año sea dulce. Es
una oportunidad de renacer y mejorarnos individualmente. Los hebreos celebramos
el hecho de que, como la luna, la vida transcurre en períodos de constante
cambio y renovación, tal cual la historia constante del pueblo hebreo.
Rosh Hashaná, aunque significa “cabeza del año”, ocurre en el mes de
Tishrei que es el séptimo mes del calendario hebreo. Esta contradicción se debe a que, pese a que el
mes de Nissan, primer mes del año, conmemora, en su primer día, la salida de
los esclavos hebreos de Egipto de la mano de D-os, al mismo tiempo los hebreos
consideran que fue durante el mes que Tishrei que D-os creo al mundo. Esta creencia la comparten todas las
religiones monoteístas derivadas del judaísmo.
El calendario hebreo se rige por el ciclo lunar. El calendario gregoriano lo hace por el ciclo
solar. Difieren en 3,760 años. Por ello,
este año celebramos nuestro 5,777. ¡Parece mentira que podamos hacerlo pese a
las intenciones que tantos pueblos desaparecidos y actuales han tenido de
desaparecernos!
Para los judíos se evidencia la constante transformación de la realidad.
Casi todo nos ha pasado otras veces. Algunas situaciones se han repetido demasiado.
Ocho años y unos meses atrás, la actitud de la Casa Blanca se tornó
increíblemente hostil con respecto a Israel, su gobierno y su pueblo a
diferencia de los últimos 44 años.
La llegada del presidente Obama a la Casa Blanca fue una mala noticia para
Israel y los judíos. Aunque demasiados
no lo detectaron o entendieron a tiempo, su administración trajo consigo un
velado y bien administrado antisemitismo, con una importante presencia de
individuos conectados en o desde el pasado, a organizaciones acusadas y/o
procesadas penalmente por cometer o apoyar el terrorismo, el financiamiento de
organizaciones antisemitas disfrazadas de anti Netanyahu o de antisraelíes, además
de un aterrador etcétera.
Sin embargo, como siempre, como nuestra caprichosa luna, todo cambió, en
este caso, para bien.
Para Israel y los judíos del mundo no podía haber un mejor regalo
adelantado por Roshana que las declaraciones del presidente Trump ante la
asamblea general de la ONU, reafirmando su apoyo al Estado de Israel y
advirtiendo a sus enemigos que Israel no está solo y que el acuerdo con Irán es
una broma de pésimo gusto y de vida limitada.
Además, tenemos muchas más noticias excelentes.
A pesar de la enormidad de recursos que Israel tiene que emplear para
defenderse militar, cultural e intelectualmente de sus enemigos, de la
inmensidad proporcional de su terreno desértico y de su composición demográfica
única, el Estado judío ha tenido que superar innumerables obstáculos para
resurgir, como una luz, para las naciones. El Estado judío es ahora miembro de
la exclusiva Organización para la Cooperación Económica (OCDE), donde cuenta
con cientos de compañías que figuran en el Nasdaq.
El conocimiento, desarrollo tecnológico y cultural, la asistencia
humanitaria, así como las más avanzadas estrategias de defensa israelíes son
compartidas por una gran cantidad de países de todos los continentes del
planeta, muchos de los cuales reconocen y aprecian tanta contribución al
progreso y bienestar humanos. En fin, que La luna nos está dando una bella
cara.
Aunque lo he dicho antes, no puedo
resistir la tentación de repetir esta maravillosa historia:
“Cuenta la historia que, durante un paseo de Napoleón con su comitiva por
las calles de París, durante un día de Tisha B’Av (mayor día luctuoso de la
religión judía), mientras transitaban frente a una sinagoga escucharon un
llanto que venía desde dentro. Napoleón
envió un ayudante a investigar lo que había sucedido. El ayudante regresó y le
informó que los judíos estaban de luto por la pérdida de su Templo. ¡Napoleón
se sintió indignado! "¿Por qué no se me informó? ¿Cuándo ocurrió esto?
¿Qué templo?" El ayudante le respondió: "Ellos perdieron su Templo de
Jerusalén hace 1700 años." Napoleón quedó en silencio y luego dijo:
"¡Ciertamente, un pueblo que ha llorado la pérdida de su templo durante
tanto tiempo va a sobrevivir para verlo reconstruido!"
Siempre hay esperanza que el nuevo año sea dulce y mejor que el anterior,
aunque, a veces, no lo sea. ¿A Ud no le parece? A mí, sí.
L’Shana Tovah Tikateivu V’ Teichateimu
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