Friday, January 6, 2017

Malas intenciones………….


Ante la reciente resolución aprobada por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, (226 desde el restablecimiento del estado de Israel) con la anuencia o, según dicen algunos, la complicidad de la administración de Obama, resulta necesario aclarar algunos conceptos para poder entender mejor las intenciones y objetivos de dicha resolución.
Su esencia se resume en el párrafo siguiente:
La resolución establece que la actividad de los asentamientos de israelíes en los territorios palestinos ocupados desde 1967, "incluida Jerusalén oriental" constituyen una "violación flagrante" del derecho internacional y no tienen "validez legal". Exige que Israel deje de realizar tal actividad y cumpla sus obligaciones como potencia de ocupación en virtud del Cuarto Convenio de Ginebra.
Los territorios sólo son "ocupados" si son capturados en la guerra de un país soberano, establecido y reconocido, pero ningún Estado tenía una soberanía legítima o reconocida sobre la Ribera Occidental, la Franja de Gaza o Jerusalén Oriental antes de la Guerra de los Seis Días.
El Cuarto Convenio de Ginebra no es aplicable a Cisjordania y la Franja de Gaza pues, en virtud de su artículo 2, se refiere, únicamente, a "casos de ... ocupación del territorio de una Alta Parte Contratante" por otra Alta Parte Contratante. La Ribera Occidental y la Franja de Gaza nunca han sido territorios legales de ninguna Alta Parte Contratante.
El lenguaje de la "ocupación" ha permitido a los portavoces palestinos ocultar esta historia. Al señalar repetidamente la "ocupación", logran revertir la causalidad del conflicto, especialmente frente al público occidental. Por tanto, la disputa territorial actual es, presuntamente, resultado de una decisión israelí de "ocupar", más que resultado de una guerra impuesta a Israel por una coalición de estados árabes en 1967. El ex asesor jurídico del Departamento de Estado, Stephen Schwebel, Corte Internacional de Justicia de La Haya, escribió en 1970 sobre el caso de Israel: "Cuando el anterior ocupante del territorio se hubiera apoderado ilegalmente del mismo, el Estado que posteriormente lo tome en el ejercicio de legítima defensa, tiene más derecho que el ocupante anterior".
En todo caso, son “Territorios en conflicto” lo cual se define como: “Una disputa territorial es un desacuerdo sobre la posesión o control de tierras entre dos o más entidades territoriales o sobre la posesión o control de tierras, usualmente entre un nuevo estado y el ocupante”.
Por lo tanto, ni son territorios ocupados, ni los israelíes que por propia voluntad se asientan en los mismos lo hacen ilegalmente.
La intención de la negociación y su principal objetivo es deslegitimizar el derecho que tiene Israel a su tierra ancestral del único estado reestablecido por una resolución de las Naciones Unidas. Las líneas del Armisticio se remontan a 1949, no a 1967, son sólo el resultado del alto al fuego de la guerra 1948-1949 en la cual Jordania (por 18 años llamada Cisjordania) ocupó la margen occidental del Jordán y Egipto ocupó Gaza.  No es, ni fue nunca, frontera de ningún estado constituido.  Es más: los árabes de esa zona no se autonombraron palestinos hasta después de la fundación de la OLP en 1964.  Hasta entonces eran los judíos los que se hacían llamar palestinos.  Por ejemplo, la Brigada Palestina del Ejercito inglés en un 100% era de judíos, pues durante la Segunda Guerra Mundial los árabes apoyaban al eje Nazi.
Sobran ejemplos en el mundo de territorios realmente ocupados contra cuyos ocupantes el Consejo de Seguridad jamás ha intentado siquiera discutir su situación. Por citar algunos casos; tenemos el de Ceuta, Melilla, las Islas Chafarinas y del Perejil, el peñón de Alhucemas ocupado por España contra la voluntad de Marruecos, El Tibet ocupado por China, el norte de Chipre ocupado por Turquía, los territorios de Georgia conocidos como Abkhazia y Osetia del Sur y la Península de Crimea ocupada por los rusos.
La resolución demuestra su mala intención -al igual que John Kerry- cuando sobrevalora la incidencia de los asentamientos, obvia al terrorismo palestino e ignora la incitación a cometerlo por parte de sus dirigentes, quienes rehúsan reconocer el estado de Israel, despejando posibilidades de paz y coexistencia entre dos estados independientes: anhelo este de la mayoría de los israelíes y de los judíos del mundo. La resolución tiene, además, un objetivo velado: dificultarle a Trump cualquier plan o idea que habría tenido con respecto al Medio Oriente.
En cuanto a Jerusalén, su historia registra una sola división como resultado de la ocupación jordana. No bajo los romanos, ni los otomanos, ni los ingleses. Pero cuando Berlín se unificó después de la caída del muro, la ciudad fue de nuevo sólo Berlín.  Ya no hay Berlín Oriental u Occidental. Es hora que recuerden o que aprendan que Jerusalén hay una sola: la de David, la de Salomón, la de Jesús, Capital Eterna del estado de Israel. ¿A Ud. no le parece? A mí, sí.



¡Que se haga la luz!


No es usual que coincidan las festividades de Hanukkah y la Navidad. La última vez que ocurrió fue en 1959. La próxima vez será en el 2024.
Así como la Navidad y el Ramadán son eventos mayores en sus respectivas religiones, Hanukkah no es una fiesta mayor como lo son Pesaj, Roshana o Yom Kippur.  Realmente, es una fiesta judía menor, en la que se conmemora la victoria de los Macabeos contra el imperio greco-sirio.  Este último, trató de imponer sus costumbres y religión y profanaron al Gran Templo. Luego de una desigual lucha (como siempre), los macabeos recuperaron el templo para sacralizarlo. Sólo encontraron una pequeña cantidad de aceite apenas suficiente para un día de iluminación; sin embargo, aconteció el milagro de que el aceite alcanzó para ocho días. La fiesta, esencialmente, celebra la libertad, el espíritu de independencia y el apego a su religión que tiene el pueblo judío. Debido a su proximidad a la Navidad, también es el nombre cuya resonancia es, probablemente, más familiar para los no judíos.
Sustancialmente, las dos fiestas no tienen nada en común. Pero ya que ambas ocurren alrededor del solsticio de invierno, se puede decir que comparten un motivo estacional y, además, ambas son fiestas de mucha luz, exterior e interior.  Coinciden en el tema común y principal de la esperanza y el calor, a pesar de que suceden en una época de frio en la parte norte del hemisferio donde su razón es originaria. Debido a su proximidad en el almanaque, a veces se tiende a confusión y se les iguala. En esencia, la navidad celebra el nacimiento del Mesías, idea que los judíos no comparten y, en el caso de Hanukkah se trata de la conmemoración de los esfuerzos de una banda de judíos revolucionarios que querían librar a la sociedad judía de influencias no judías.
Para los judíos, la historia del cristianismo está repleta de antisemitismo, de intentos de controlar, convertir y exterminarles. Desde la destrucción del Templo de Jerusalén en el año 70 DC hasta las Cruzadas, la Inquisición española, los progroms de Rusia y el Holocausto, los judíos ven el cristianismo histórico como una larga obra teatral antisemita, dividida en innumerables escenas.
Para los cristianos, la historia del cristianismo está llena de nobles historias de comunidades, iglesias, sacerdotes y teólogos que buscaron - y buscan - llevar el mensaje de Jesús al mundo: un mensaje de esperanza, de amor, de preocupación por todas las criaturas. Es una historia edificante, repleta de maravillosas sagas de sacrificio y santidad. Ambas percepciones son válidas e históricas.  Además, como ya han dicho recientemente varios Papas Católicos, el judaísmo es semilla filosófica y religiosa del cristianismo, de ahí sus bases. Nadie mejor que los cristianos han sido portadores de la luz de la Torah, de esas enseñanzas que encontraron en lo que entre se conoce como el Viejo Testamento.
Hace 22 años coincidieron Hanukkah, Navidad y Ramadán. En una muy rara coincidencia, el mes musulmán del Ramadán también se celebró al mismo tiempo. Esta coincidencia inspiró a los miembros de un pequeño centro cultural israelí de Haifa llamado Beit Hagefen a establecer una fiesta especial: “la fiesta de las luces” o “Fiesta de las Fiestas” , donde celebran al mismo tiempo las tres festividades, para celebrar la convivencia entre judíos, musulmanes y cristianos.
 Haifa es la tercera ciudad más grande de Israel, es el hogar de una población mixta religiosa, cultural y étnicamente. Judíos, cristianos, árabes israelíes y palestinos conviven pacíficamente desde tiempos lejanos.  Allí han logrado aprender a tolerar sus diferencias y disfrutar sus coincidencias.
De acuerdo a declaraciones concedidas por Asaf Ron, director ejecutivo de Beit Hagefen "…la idea detrás de estas fiestas conjuntas fue principalmente conocerse…”, “…vivimos juntos en esta tierra -las tres religiones-, pero en realidad no conocemos la cultura, los días de fiesta y las tradiciones de cada uno…”, "…así que esta fue una gran oportunidad para abrirme, para escuchar."
La “Fiesta de las Fiestas” se celebra durante tres fines de semana durante el mes de diciembre e incluye no sólo exposiciones, visitas guiadas y talleres, sino también círculos de diálogo y casas abiertas en las que los palestinos cristianos y musulmanes y los árabes israelíes abren sus hogares al público en un Intento de romper los estereotipos y la distancia entre ellos y la población judía.
Este año tendremos ese raro privilegio de celebrar las dos fiestas al mismo tiempo. Quiera D-os que la luces que emanen tanto de los árboles de Navidad como de la Menorahs en nuestras casas, centros de trabajo y estudio, iluminen nuestras almas y corazones e inspirados por ellas, nos reconozcamos como lo que somos: Hermanos. ¡Disfrutemos juntos unas felices Navidades y un feliz Hanukkah para todos! ¿A Ud. no le parece? A mí sí.
Rjbehar1050@hotmail.com         http://rolandbehar.blogspot.com/