La tremenda crisis humanitaria y el conflicto sirio ha
generado todo tipo de reacciones en el mundo. Lamentablemente la más marcada es
la indiferencia, quizás porque Israel no tiene parte en ella.
El conflicto sobre el cual más se ha escrito y filmado por los últimos 67 años en el Medio Oriente es el
árabe –israeli. Este conflicto ha causado desde 1950 la lamentable perdida de
la vida de 32,000 seres humanos debido a
ataques contra Israel por los estados
árabes y 23,000 causados por ataques perpetrados por palestinos, aproximadamente 55.000
en total. Los árabes alcanzan a grandes rasgos los 37.000 de estos muertos y los
israelíes judíos componen 18,000. Añadir los 11.000 caídos durante la guerra
israelí de independencia, 1947-48, que comprenden 5000 árabes y 6000 judíos israelíes, no altera
estas cifras de manera significativa. Compárese esta tragedia con los 4.000.000
fallecidos en Etiopía, entre 1962 y 1992 a manos de los comunistas,
por genocidios y hambrunas. O los 3.800.000
en Zaire (Congo-Kinshasa)
desde 1967 hasta el presente. O los 1.900.000 eliminados por guerras civiles y genocidios
en Sudan desde 1955. ¿Qué tal el saldo
de víctimas de 1.800.000 producido en Afganistán
por las matanzas soviéticas y los
talibanes entre 1980 y el 2001 o el
millón de muertos de la guerra entre Irán e Irak entre 1980 y 1988? . Poca prensa, ninguna
algarabía.
Como el sirio estas matanzas y conflictos jamás alcanzaron
la notoriedad del conflicto árabe-israeli.
Aproximadamente 11 millones de
musulmanes han sido asesinados violentamente desde 1948, de los cuales 37.000,
ó el 0,34%, fallecieron durante los 67 años de combate contra Israel. En
contraste, más del 90% de los 11 millones de musulmanes que perecieron, fueron asesinados
por correligionarios suyos. Como es hoy en el caso de Siria, que de acuerdo con el
Observatorio Sirio de derechos humanos suman entre las 240,000 y 330,000 los
muertos y más de 1,000,000 de heridos
agréguese más de 5,000,000 de desolados fugitivos buscando refugio dentro del
país y más de 4,000,000 que abandonaron sus fronteras para salvarse.
La historia de la indiferencia se repite. Luego de ser
instigados por sus vecinos árabes bajo la falsa premisa de que los israelíes
iban a asesinarles, alrededor de 700,000 árabes (entonces no se llamaban
palestinos) abandonaron el territorio que a partir de entonces conformaría el
Estado de Israel. Los árabes que se quedaron son hoy casi 2 millones y
disfrutan de la ciudadanía israeli con todos sus beneficios. ¿A dónde fueron los otros? La mayoría a la margen occidental del Jordan,
(Transjordania), a Jordania y a Gaza (Egipto) y establecieron campamentos de
refugiados la mayoría de los cuales aún existen.
Se supone que cerca del 50% de la actual población Jordana
es de origen palestino, pero no todos tienen derecho a la ciudadanía jordana.
Desde 1949 hasta 1988 los palestinos que se radicaron en Judea y Samaria (West
bank) así como los que ingresaban al país recibían automáticamente la ciudadanía
jordana. A partir de 1988 se le revocó la ciudadanía a los árabes-palestinos de
Judea y Samaria. Resulta interesante observar como apenas 700,000 personas se
convirtieron en casi 6, 000,000 en solo 67 años siendo supuestamente
masacrados.
El resto intentó refugiarse en Siria, Líbano, Egipto, Irak,
Saudí Arabia y Kuwait donde la mayoría aún
permanece en campamentos de refugiados donde se les niega la ciudadanía
incluyendo a sus descendientes nacidos en el país.
Hoy, y por causas reales huyen despavoridos multitud de
personas, pero sorprendentemente no hacia el sur o el este buscando la
solidaridad y el amparo de sus hermanos de religión, idioma y costumbres, a
pesar de que estos disfrutan de una solvencia económica incalculable. Se van a
refugiar a Europa donde el sistema de asistencia social les proveerá los que
sus hermanos le niegan, donde se les respetaran sus derechos humanos, donde
podrán ser sunis, chías, wahabís or sofís sin temor a ser asesinados por seguir
lo que para los otros puede ser una interpretación errada del Corán.
Además de la satisfacción de cumplir los preceptos que la
civilización, creencias y costumbres judeo-cristianas prescriben con respecto
al perseguido y al desamparado ¿Qué más les
espera a los europeos con esta masiva inmigración? Cabe esperar que lo mismo
que han recibido hasta ahora de los 45 millones que ya habitan el continente,
quienes en un numero exagerado viven de las ayudas gubernamentales, no se
integran a las sociedades que les acogieron, rehúsan aprender el idioma local y
además intentan imponer la Shariá en su país de adopción.
Es horrible lo que está pasando, mi corazón esta con los
refugiados, lo he sido, pero creo que la ONU y
la Unión Europea deberían exigirle a los que apoyan y financian a las
partes de este conflicto a que se hagan
cargo de las consecuencias de sus actos. ¿A Ud. no le parece? A mí sí.
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