El antisemita odia a los judíos porque son judíos, independientemente de
sus acciones. Los judíos pueden ser odiados por ser ricos ostentosos o por
pobres viviendo en la miseria. Porque jugaron un papel importante en la
revolución bolchevique o porque son exitosos hombres de negocio. Por
ahorrativos o por alardear de los millones donados. Porque crucificaron a Jesús
o porque infectaron la cultura occidental con la "moral cristiana de la
compasión". Por no tener patria o porque crearon Israel.
Ahora está Israel, nuevamente, entre la tregua y la contienda. En el campo
de batalla se está negociando una tregua. En los medios de comunicación la
ofensiva contra Israel, su legitimidad, su derecho a existir y a defenderse
continúa, apunta al asesinato de su imagen. ¡Nada menos!
Siempre que se habla del tema, interlocutores bien o mal intencionados
sacan a relucir la diferencia entre criticar o atacar al Estado de Israel y/o sus
políticas vs el franco discurso antisemita. La respuesta es compleja, la línea
indeleble es difícil de definir. Por ejemplo, si quien ataca las acciones
militares de Israel en defensa de sus ciudadanos lo hace con igual fervor
atacando a otras entidades, como Hamas, ISIS o el gobierno de Bashar Al Assad
por masacrar sus propios ciudadanos o el constante envío de misiles contra la
población civil israelí, o el uso de sus civiles como escudos humanos, o el
envío de misiles desde escuelas hospitales y mezquitas, o el genocidio contra los cristianos de Iraq,
puede asumirse que es un medio o una persona sinceramente preocupada por los
derechos humanos de los civiles víctimas del conflicto. Pero si, por el
contrario, se limita a condenar las acciones de Israel, es claramente un doble
rasero aplicado sólo al estado judío y se evidencia una forma clara de
antisemitismo.
Desde mucho antes del siglo XX los
clásicos antisemitas representaban el sentimiento de la derecha cristiana más
radical. Luego del Concilio Vaticano Segundo la actitud y visión de la Iglesia
Católica hacia los judíos comenzó un beneficioso viraje hacia la tolerancia,
aceptación y respeto. Esto produjo una mejoría substancial en la relaciones
entre judíos y cristianos. A finales del siglo XX y lo que va del siglo XXI percibimos
un interesante cambio en las filas antisemitas. Además de los clásicos
antisemitas de siempre, se suma a la jauría islamista, para sorpresa de muchos,
la izquierda más radical.
Hoy día es esta izquierda quien, junto a los islamistas, encabeza la
campaña anti israelí. Usan recurridas insinuaciones antisemitas a ultranza. Esa
izquierda instiga a decenas de miles de personas a participar en
manifestaciones en Francia, Inglaterra, Alemania, Suiza, Italia, Bélgica,
Bulgaria, Grecia, Hungría, Irlanda, Holanda, Suecia, Ucrania, Turquía,
Australia, Argentina, Marruecos, Uruguay, Venezuela, Túnez, México, Brasil, Canadá y Estados Unidos ¿Dónde está la crítica a las acciones de un
estado soberano?
Los manifestantes portan letreros o gritan a viva voz viejas consignas y lemas anti semitas que no se habían escuchado ni visto desde fines
de la segunda guerra mundial: “Hitler
tenía razón”, “los judíos son bestias”, “muerte a los judíos”, “Hamas, Hamas, judíos
para el gas.”, “somos Hamas, haremos la Yihad” y otras lindezas ¿Dónde está la critica a las acciones de un
estado soberano?
Por otra parte, están los ataques contra sinagogas, cementerios, negocios,
residencias y automóviles de judíos incluso en Estados Unidos. En Europa la
violencia se ha incrementado con la utilización de piedras y cócteles molotov y
varios judíos han sido golpeados en las calles. En Australia, varios niños
judíos fueron amenazados mientras viajaban en su autobús escolar. En Gran
Bretaña, un miembro del Parlamento declaró su ciudad "una zona de
Israel-libre" ¿Dónde está la critica a las acciones de un estado soberano?
El último hecho conmovedor fue el asesinato de un rabino en plena calle de
North Miami Beach por un supuesto robo, aunque algunos testigos afirman que el
disparo no fue precedido por ningún intercambio de palabras.
Ninguna organización, ni ningún estado es libre de cometer errores de toda
magnitud. Debe tener cualquiera el derecho de criticar y condenar lo mal hecho.
Nadie está por encima de la ley. Lo que separa al anti Israel del antisemitismo
es fácil de discernir. Si Ud. critica a Israel con la misma pasión y por causas
que lo estimulan a hacerlo contra cualquier otro “transgresor”, o si critica a
los judíos con la misma pasión que le estimula a hacerlo contra cualquier otro
pueblo o grupo étnico, Ud. está en el
camino correcto. Si sólo ve en Israel y en los judíos la culpa de todas las
desgracias, Ud. es antisemita aunque no lo sepa ¿A Ud. no le parece? A mí, sí.’
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