Thursday, May 18, 2017

Refugiados


Inmediatamente después del sorpresivo ataque contra una base aérea Siria por parte de la fuerza aérea norteamericana como consecuencia del uso de gas sarín contra civiles sirios, este conflicto volvió a ocupar primera plana.
A pesar de su usual indiferencia ante estas crisis, occidente no ha podido ignorarla completamente como en el caso de las masacres en Darfur. Les han obligado a reconocerla los centenares de miles de refugiados que han arribado a sus fronteras en busca de alivio y, sobre todo, de los generosos subsidios que los países europeos brindan a sus residentes, sean refugiados o no.
Muchos se preguntan por qué los refugiados sirios no se dirigen hacia otros países musulmanes. Si sólo fuera por la inmensa ventaja económica que los países de Europa les brindan, parecería una contradicción que emigraran hacia lugares tan ajenos a su cultura, sus tradiciones y su religión, pero, al parecer, no solo lo hacen por lo ventajoso. Es que no tienen otra opción.
Los sirios han vivido bajo un régimen secular durante la mayor parte de su historia contemporánea.  Su interrelación con occidente data de principios del pasado siglo.  Por ello, su desarrollo cultural, económico y social no tiene comparación con la mayoría del de sus correligionarios, quienes, sometidos bajo regímenes pseudo teocráticos o monárquicos, se mantienen en total dependencia y aislados del resto del mundo por sus gobernantes.  El arribo de estos refugiados podría ser una mala influencia para los que ostentan el poder. No son bienvenidos
 Los sirios, además, conocen el precedente de cómo han sido y son tratados otros refugiados en los países árabes.
Arabia Saudita, con más de treinta millones de habitantes y una sólida economía petrolera, sería el candidato ideal para recibirles.  Dueños de la Meca y cuna del islam, deberían ser los más generosos con sus hermanos en desgracia.  Pero no es así. Desde la refundación del Estado de Israel, hubo palestinos que buscaron refugio en Arabia Saudita, donde hoy son más de 400,000. Allí funciona un sistema que exige que estos tengan un patrocinador saudí. El sistema de patrocinio saudita otorga un poder inmenso al patrocinador.  Ha sido utilizado por algunos para ejercer un poder abusivo sobre los trabajadores migrantes, cercano a la esclavitud de por vida, pues nunca consiguen la ciudadanía saudí.
En el vecino Líbano existen leyes y decretos ministeriales erigiendo barreras legales e institucionales que privan a los refugiados palestinos del derecho al trabajo, a la seguridad social y a unirse a los sindicatos libaneses. Por ejemplo, los refugiados palestinos están sujetos a las normas legales que rigen a los trabajadores extranjeros, incluido el principio de reciprocidad y el requisito de obtener un permiso de trabajo.  Como no existe un Estado de Palestina con relaciones diplomáticas oficiales y acuerdos de reciprocidad con el Líbano, esto crea, inmediatamente, un obstáculo que impide a los refugiados palestinos obtener permisos de trabajo, especialmente, dentro de las asociaciones profesionales. Este reglamento existe y se aplica en el Líbano a pesar de que el artículo 7 de la Convención de 1951 sobre el Estatuto de los Refugiados, que el Líbano no ha firmado, exime a los refugiados del principio de reciprocidad y les permite trabajar sin permiso tres años después Establecen residencia en el país de asilo.
A los estudiantes palestinos se les niega la inscripción en las instalaciones educativas públicas, ya que la ley libanesa exige que los estudiantes sean ciudadanos libaneses.  Aunque los refugiados palestinos pueden obtener títulos educativos de escuelas privadas y universidades en cualquier campo, se les prohíbe practicar en más de 20 profesiones diferentes. Esto incluye medicina, derecho, ingeniería y farmacia. Además, no pueden trabajar en profesiones que requieren afiliación a un sindicato en particular, porque los estatutos de tales organizaciones requieren que sus miembros posean la nacionalidad libanesa o prevean reciprocidad.
A los palestinos no se les permite ser ciudadanos de los países árabes, de acuerdo con el Decreto 1547 de la Liga Árabe para 1959, incluso en Jordania ya no pueden ser ciudadanos. Los palestinos enfrentan severas restricciones de viaje en todo el mundo árabe. No reciben pasaportes y sus documentos de viaje sólo son aceptados por unos pocos países. Los palestinos no pueden votar ni postularse en las elecciones nacionales. Los niños nacidos de palestinos no obtienen la ciudadanía en sus países de acogida, violando el artículo 7 de la Convención sobre los Derechos del Niño.
En fin, los refugiados sirios están entre la espada y la pared. Quiera D-os que cese la carnicería y se restablezca la paz, es lo mejor para todos. ¿A Ud no le parece? A mí, sí.
































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