Ulrike Meinhof, terrorista alemán de extrema izquierda de la década de los 70, dijo: “Auschwitz significó que 6 millones de judíos fueran asesinados y arrojados en el montón de desperdicios de Europa, por lo que consideraron la relación dinero-judíos. El control del capital financiero y los bancos, el dominio del núcleo duro del sistema del imperialismo y el capitalismo, por ello el foco del odio de los hombres contra el dinero y la explotación se enfocó contra los judíos.... El antisemitismo es realmente un odio al capitalismo.
Como el judaísmo, la democracia representativa y la economía de mercado fomentan la tolerancia racial, étnica y religiosa, sosteniendo la pluralidad de diversos estilos de vida y costumbres. Las economías fuertemente reguladas o socialistas, por el contrario, tienden a producir intolerancia étnica y la persecución de las minorías.
Los orígenes del antisemitismo moderno de la izquierda socialista renuevan el vínculo entre el estatismo y la persecución de las minorías. El antisemitismo como un movimiento intelectual surgió a mediados del siglo XIX, cuando las teorías de conspiración judías crecieron en popularidad y varios escritores alemanes fundamentaron tesis acerca de una conspiración judeo-masónica para gobernar el mundo. Durante la revolución francesa, los judíos, junto con los masones, fueron identificados como fuerzas del liberalismo, secularismo y capitalismo. Más tarde, los escritores alemanes encontraron que los judíos eran un objetivo más popular que los masones, quizás porque eran más visibles o más diferentes. Las teorías conspirativas judeo-masónicas fueron finalmente descartadas junto a las de otros conspiradores, como los Templarios y los Illuminati y se centró la propagación del mito conspirativo en los judíos.
El odio neurótico de la izquierda contra Israel ahora produce la incongruente actitud de un sinnúmero de autodenominados activistas liberales imitando las tristemente recordadas cacerías de brujas protagonizadas por el senador McCarthy en contra de cualquiera que se considere tenga conexiones con Israel, al tiempo que apoyan el boicot a las inversiones, empresas e instituciones académicas israelíes.
Uno de los recursos retóricos más nauseabundos utilizados por la izquierda es establecer una analogía entre el régimen nazi y el gobierno de Israel. Este vínculo es históricamente absurdo, puesto que Israel es, con mucho, el país más democrático y liberal del Medio Oriente; pero además es ofensivo porque demoniza a los judíos y minimiza el horror del Holocausto. Es obsceno comparar las acciones que Israel toma en su propia defensa y la de su pueblo contra los terroristas islámicos con las cámaras de gas de la Alemania nazi.
Veamos un ejemplo reciente en la manera que la izquierda europea valora la vida, o la pérdida de ella de los judíos europeos:
Recientemente se produjeron en Francia dos hechos horribles: el asalto a su sede y el asesinato de los periodistas de Charlie Hebdo a manos de terroristas musulmanes. Este magazine, de acuerdo con su ex editor, Stéphane Charbonnier (Charb), su punto de vista editorial refleja “todos los componentes del pluralismo de la izquierda, e incluso el de los abstencionistas”.
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