El gobierno de Cuba
“arde en deseos” de que se le llenen las calles de norteamericanos que paguen las cuentas del desastre causado
por ellos.
Explotaron al oso
ruso mientras pudieron. Traficaron (y
quizás aún trafiquen) con drogas proveídas por sus FARC. Le tumbaron el dinero a cuanto bandido o
tonto ambicioso intentó “ir a bailar a casa del trompo”. Han chupado de la flácida teta venezolana cuanto han podido y, ante su inminente
resequedad, buscan otras vías que les financien la “piñata a la nicaragüense”.
No es noticia que,
para hacer negocios en Cuba, hay que pasar por el tamiz del aparato
gubernamental. Sólo pueden enviar paquetes o dinero las compañías elegidas a
cambio de una suntuosa tajada el
negocio. Sólo aterrizan en Cuba los aviones contratados por las compañías de
Chárter que están en “la jugada”. Es el
método y la forma. No hay, ni habrá otro,
mientras el país no se libere de esta plaga.
Para lograr su
objetivo del “sueño en los americanos” llevan años de trabajo y esfuerzo. Han
hecho de todo. Arman organizaciones defensoras de sus intereses
integradas por cubano-americanos - de buena fe algunos - y americanos
“progre”. Han infiltrado a sus agentes
en el gobierno, la academia y la media norteamericana. Hasta han secuestrado a un ciudadano norteamericano
para forzarles la mano. Incluso han
creado grupos de cabildeo como CAFÉ (Cuban Americans for Engagement) para que
los saquen de la lista de los países que apoyan el terrorismo. Ahora hace su debut CUBANOW con una costosa campaña en la ciudad de Washington y
la famosa carta a Obama.
No creo en la buena
fe de la mayoría de los firmantes, aunque sé de contadas excepciones. Creo
que esto es una nueva táctica para incitar
la codicia de los hombres de negocio quienes, como hombres de negocio al fin,
se hacen un simple planteamiento: si los norteamericanos hacen fructíferos
negocios con regímenes totalitarios y violadores de los derechos humanos como
China, Vietnam, Irán, Arabia Saudita, Indonesia y otros en el Medio Oriente y
África, ¿qué de especial tienen los cubanos para que nos solidaricemos con su
desgracia? ¿Por qué perder la
oportunidad de ser los primeros en participar en “la piñata”? ¿Por qué estos
ilusos testarudos no se acaban de dar cuenta de que Cuba será, por siempre, un
feudo de los Castros y su descendencia a lo Kim Il Sung y dejan de hablar de
libertad, estado de derecho y respeto a los derechos humanos que no se merecen?
¿Qué importa el riesgo de la expropiación de
los activos sin compensación como les ha
ocurrido a varios empresarios europeos y latinoamericanos?; ¿quién dice que
habrá dificultades para expatriar las ganancias? A nosotros, los elegidos, no nos confiscarán
arbitrariamente las propiedades pese a la ausencia de un poder judicial independiente
que haga cumplir las leyes y los acuerdos; nosotros no sufriremos la pérdida de
la tecnología y la propiedad intelectual como los autores a quienes les
“fusilan” los libros sin pagarle los derechos de copia. Para nosotros no
existen, ni nos importa, que las leyes laborales cubanas burlen los acuerdos de
la Organización Internacional del Trabajo, ni estamos sujetos a sus sanciones. Jamás
ocurrirá una devaluación caprichosa de la moneda. Nunca habrá un incremento
arbitrario de los impuestos y, por supuesto, a nosotros no nos tocará sufrir la
corrupción endémica de los funcionarios gubernamentales, como la padecen esos
ciudadanos de tercera que son los cubanos.
A modo de
ilustración expongo los negocios a los que están vinculados algunos de los firmantes
de la famosa carta, sin analizar sus buenas o malas intenciones:
·
Negocio de cruceros
·
Firma especializada en privatizaciones, basada en
Singapur.
·
Medios de comunicación, entretenimiento,
telecomunicaciones y productos de consumo.
·
Consultoría y asesoramiento en tácticas y
estrategias de negocio a nivel internacional.
·
Abogados y cabilderos que representaban a Havana
Ferry Partners
·
Franquicia para
promover y organizar viajes a Cuba a través del programa People-to-People.
·
Contratistas estatales en el campo de la salud
·
Negocio de
farmacia , alimentos y perfumería
·
Biotecnología.
·
Asesoramiento y financiamiento a empresas
multinacionales y entrada a nuevos mercados.
·
Fabricación y comercialización de productos de
audio, información y entretenimiento.
·
Renta de
automóviles y servicios de televisión por cable.
·
Bienes Raíces
·
Negocios en el campo de la salud, la energía y
cadenas de distribución de repuestos de auto
·
Banca Internacional
Antiguamente había
gobiernos que expedían una patente de Corso autorizando el pillaje y el saqueo.
Cuba ha impuesto una nueva modalidad: la
de dar patente para ser saqueada. Los
tiburones están oliendo sangre. ¿A Ud.
no le parece? A mí, sí.
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