Saturday, May 31, 2014

Patente de corso


El gobierno de Cuba “arde en deseos” de que se le llenen las calles de norteamericanos  que paguen las cuentas del desastre causado por ellos.

Explotaron al oso ruso mientras pudieron.  Traficaron (y quizás aún trafiquen) con drogas proveídas por sus FARC.  Le tumbaron el dinero a cuanto bandido o tonto ambicioso intentó “ir a bailar a casa del trompo”.  Han chupado de la flácida teta venezolana  cuanto han podido y, ante su inminente resequedad, buscan otras vías que les financien la “piñata a la nicaragüense”.

No es noticia que, para hacer negocios en Cuba, hay que pasar por el tamiz del aparato gubernamental. Sólo pueden enviar paquetes o dinero las compañías elegidas a cambio de una suntuosa tajada  el negocio. Sólo aterrizan en Cuba los aviones contratados por las compañías de Chárter que están en “la jugada”.  Es el método y la forma.  No hay, ni habrá otro, mientras el país no se libere de esta plaga.

Para lograr su objetivo del “sueño en los americanos” llevan años de trabajo y esfuerzo. Han hecho de todo.  Arman  organizaciones defensoras de sus intereses integradas por cubano-americanos - de buena fe algunos - y americanos “progre”.  Han infiltrado a sus agentes en el gobierno, la academia y la media norteamericana.  Hasta han secuestrado a un ciudadano norteamericano para forzarles la mano.  Incluso han creado grupos de cabildeo como CAFÉ (Cuban Americans for Engagement) para que los saquen de la lista de los países que apoyan el terrorismo.  Ahora hace su debut CUBANOW con una  costosa campaña en la ciudad de Washington y la famosa carta a Obama.

No creo en la buena fe de la mayoría de los firmantes, aunque sé de contadas excepciones. Creo que  esto es una nueva táctica para incitar la codicia de los hombres de negocio quienes, como hombres de negocio al fin, se hacen un simple planteamiento: si los norteamericanos hacen fructíferos negocios con regímenes totalitarios y violadores de los derechos humanos como China, Vietnam, Irán, Arabia Saudita, Indonesia y otros en el Medio Oriente y África, ¿qué de especial tienen los cubanos para que nos solidaricemos con su desgracia? ¿Por qué  perder la oportunidad de ser los primeros en participar en “la piñata”? ¿Por qué estos ilusos testarudos no se acaban de dar cuenta de que Cuba será, por siempre, un feudo de los Castros y su descendencia a lo Kim Il Sung y dejan de hablar de libertad, estado de derecho y respeto a los derechos humanos que no se merecen?

 ¿Qué importa el riesgo de la expropiación de los activos sin compensación como  les ha ocurrido a varios empresarios europeos y latinoamericanos?; ¿quién dice que habrá dificultades para expatriar las ganancias?  A nosotros, los elegidos, no nos confiscarán arbitrariamente  las propiedades  pese a la ausencia de un poder judicial independiente que haga cumplir las leyes y los acuerdos; nosotros no sufriremos la pérdida de la tecnología y la propiedad intelectual como los autores a quienes les “fusilan” los libros sin pagarle los derechos de copia. Para nosotros no existen, ni nos importa, que las leyes laborales cubanas burlen los acuerdos de la Organización Internacional del Trabajo, ni estamos sujetos a sus sanciones. Jamás ocurrirá una devaluación caprichosa de la moneda. Nunca habrá un incremento arbitrario de los impuestos y, por supuesto, a nosotros no nos tocará sufrir la corrupción endémica de los funcionarios gubernamentales, como la padecen esos ciudadanos de tercera que son los cubanos.

A modo de ilustración expongo los negocios a los que están vinculados algunos de los firmantes de la famosa carta, sin analizar sus buenas o malas intenciones:

·       Negocio de cruceros

·       Firma especializada en privatizaciones, basada en Singapur.

·       Medios de comunicación, entretenimiento, telecomunicaciones y productos de consumo.

·       Consultoría y asesoramiento en tácticas y estrategias de negocio a nivel internacional.

·       Abogados y cabilderos que representaban a Havana Ferry Partners

·       Franquicia  para  promover y organizar viajes a Cuba a través del programa  People-to-People.

·       Contratistas estatales en el campo de la salud

·        Negocio de farmacia , alimentos y perfumería

·       Biotecnología.

·       Asesoramiento y financiamiento a empresas multinacionales y entrada a nuevos mercados.

·       Fabricación y comercialización de productos de audio, información y entretenimiento.

·       Renta  de automóviles y servicios de televisión por cable.

·       Bienes Raíces

·       Negocios en el campo de la salud, la energía y cadenas de distribución de repuestos de auto

·       Banca Internacional

Antiguamente había gobiernos que expedían una patente de Corso autorizando el pillaje y el saqueo.  Cuba ha impuesto una nueva modalidad: la de dar patente para ser saqueada.  Los tiburones están oliendo sangre.  ¿A Ud. no le parece? A mí, sí.

 

 

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