Los fanáticos
El año termina con una noticia esperada. De acuerdo a EFE, Mahmud Ahmadineyad realizará una gira en la segunda semana de enero que abarcará a integrantes del eje Terán-Caracas-La Habana, pero además incluirá a Managua y a Quito. Nada bueno debe esperarse de esta visita en términos de paz y prosperidad y mucho malo en cuanto a terrorismo y subversión en Latinoamérica. El periplo dibuja el plan: para el sur, Ecuador desde el Pacífico; en la costa atlántica, Venezuela; desde Centro América, Managua y en el Caribe, Cuba, el viejo portaviones soviético a la venta, enfilando hacia el imperialismo yankee y la mafia de Miami. Para los que aún tenían dudas, ahí lo tiene claro.
El conflicto del Medio Oriente no es acerca de los pocos kilómetros de territorio del Estado de Israel, o la religión que practican sus habitantes. Eso es solo la punta del iceberg de un conflicto milenario entre la luz y la penumbra, entre el desarrollo y el atraso, entre occidente y sus valores democráticos y el totalitarismo autocrático o teócrata. Es, en esencia, entre la libertad y la sumisión al Islam, al gran califato. Sueño que no ha dejado de ser de los fanáticos islamistas, quienes hoy, lamentablemente, tienen la voz cantante en el mundo islámico.
De acuerdo con el departamento de estado de Estados Unidos, Irán sigue siendo el Estado más activo en patrocinar el terrorismo. El apoyo material, financiero y logístico de Irán a los grupos terroristas a través del Oriente Medio y Asia Central ha tenido y tendrá un impacto negativo sobre los esfuerzos internacionales por promover la paz y la estabilidad económica de los países del golfo saboteando la posibilidad de un desarrollo hacia la democracia en la región.
Mahmud Ahmadineyad representa, con sus aspiraciones bélicas nucleares, el epicentro de ese movimiento islamofascista terrorista. En el Líbano y Siria financia, entrena y equipa a Hizbolah, en Gaza a Hamas, al Yihad Islámico Palestino, al frente Popular de Liberación de Palestina y al Ejercito Mahdi en Iraq además de otros grupos de menor renombre.
Ahmadineyad encuentra en los Castros, Chávez, Ortega y Correa a los socios ideales para sus planes, ya que ellos con tal de realizar sus sueños particulares de destruir al “imperialismo” y mantenerse en el poder a perpetuidad, son capaces de ofrecer la infraestructura necesaria para llevar a cabo los planes iraníes desde sus países, sin importarles el destino de sus pueblos. La historia no nos enseña la existencia de una guerra entre dos democracias, siempre hay un dictador que las inicia o las provoca, la historia, siempre se repite.
Antes de la Revolución de los fanáticos Bolcheviques la mayoría del pueblo ruso era pacifico, pero desde la llegada al poder de los comunistas hasta su derrota, el resultado fue de más de 100 millones de cadáveres. Aún el sistema no ha sido totalmente erradicado en casos como el de Cuba, China, Corea del Norte y Vietnam. Siguen matando.
La generalidad de los alemanes eran amantes de la paz antes del nazismo, pero la llegada al poder de los fanáticos nazis produjo más de 11 millones de víctimas asesinadas en un periodo de menos de 6 años. La mayoría pacífica calló y los fanáticos mataron.
La China pre-comunista no era un jardín de ensueños, pero tampoco era un charco de sangre. La ascensión de los fanáticos comunistas, hasta ahora, ha derivado más de 70 millones de asesinados, sin contar las miles de niñas que se sacrifican anualmente para controlar la natalidad. La mayoría pacifica calla y los fanáticos matan.
Los japoneses, antes de la segunda guerra mundial no eran conocidos por su crueldad y sadismo ante sus víctimas, pero los fanáticos en el poder incitaron a su ejército de tal modo que produjo la muerte de más de 12 millones de personas, la mayoría de ellos asesinados con armas blancas. También entonces la mayoría pacífica calló y los fanáticos mataron.
Hoy nos enfrentamos a una situación similar a las anteriores. El Islam cuenta con más de mil trescientos millones de fieles. Afortunadamente, no todos son fanáticos islamofascistas practicantes consuetudinarios del terrorismo, pero los fanáticos están en el poder Mahmud Ahmadineyad es un claro ejemplo. O la mayoría pacifica de los musulmanes se une en contra de estos asesinos o sufrirán las consecuencias de no hacerlo, de hecho ya lo están sufriendo, si se analizan las cifras, la inmensísima mayoría de los musulmanes asesinados, lo son de sus correligionarios en la fe y no por los occidentales.
D-os quiera que quienes tienen la fuerza y los medios les atajen a tiempo. Europa está al rendirse, ya están aquí en América. Si no les detenemos, los sucesos de la Terminal de Atocha y las Torres Gemelas podrían dejar de ser hechos aislados.
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