Racionamiento reciclado
La dictadura militar cubana ha utilizado siempre el racionamiento para
controlar o premiar a sus súbditos. Durante el flujo de millones de subsidio
soviético, se mantuvo la libreta de racionamiento. Hasta hace muy poco fueron relevantes
en la solución de necesidades básicas, las libretas de racionamiento y el
otorgamiento de derecho a la compra de electrodomésticos de acuerdo con la
“actitud revolucionaria” del individuo. Se inventaron los estímulos morales
para explotarnos
La dictadura reprimió, desde siempre, el derecho del individuo a tener
relaciones familiares, amistosas o sexuales con las personas de su preferencia
si no se restringía a la ‘’orientada’’. Se abroga el derecho de condenar
y condena o aplaude dichas relaciones, según sus estrechos márgenes y
conveniencia.
El militante revolucionario no podía relacionarse con sus familiares ‘’desafectos’’, ni con un preso o expreso político, aunque éste
fuera el amor de su vida o amigo de su infancia. El revolucionario no podía ser
homosexual, ni religioso. Una verdadera militante no podía ser promiscua,
pero un militante sí.
Cuando la moda de ser políticamente correctos se populariza, esto les
obliga a aceptar la libertad religiosa, a ellos que impusieron el
ateísmo. A los homosexuales cubanos les permiten tener relaciones
consentidas por el gobierno siempre que sean revolucionarios. O sea, para
los históricamente homofóbicos comandantes “se puede ser loca, pero no
gusana”. Como siempre, la libertad es racionada.
Sin racionamiento o con racionamiento sigue el hambre de todo; pero, más
que nada, de Libertad. Esto, luego de que los cubanos, dentro de la isla, han
percibido que la merecen. Las personas, poco a poco, retoman su derecho a
interrelacionarse de la manera que prefieran, con quien decidan hacerlo.
El asunto es el “racionamiento” de todas las demás posibilidades y derechos de
los cubanos que, hasta hoy, siguen racionados.
En agosto de 1990 unos cubanos nos reunimos en Madrid. La Plataforma
Democrática Cubana, conformada por tres agrupaciones políticas cubanas,
afiliadas a las internacionales más respetadas del planeta: La Democracia
Cristiana, representada entonces por el distinguido abogado y escritor José
Ignacio Rasco; la Coordinadora Social Demócrata, liderada por el erudito
profesor Enrique Baloyra y los Liberales encabezados por el brillante pensador
político y ensayista, Carlos Alberto Montaner.
Hoy, casi 21 años después, toda la oposición cubana coincide, básicamente,
en los planteamientos expuestos entonces en Madrid, así como las trayectorias
sugeridas en cuanto a la necesidad de una transición pacífica, basada en el
respeto de los derechos humanos y civiles de todos los cubanos con el objetivo
de lograr un estado de derecho.
La idea de la no violencia en la oposición ha triunfado en el alma de los
cubanos, a pesar de haberles inculcado la violencia como método para cambiar la
realidad. Fe de ello son las mil incursiones bélicas y terroristas a las que
les han arrastrado a lo largo de estos más de sesenta años, dejando regados sus
cadáveres por el orbe.
Hoy, la oposición se bifurca en dos tendencias dentro de esa línea no
violenta: la de un cambio total de régimen para conseguir el estado de derecho
y la de los derechos racionados dados por una serie de cambios controlados,
ordenados y orquestados por la tiranía, con el apoyo de algunos ilustres, o no
tan ilustres compañeros de viaje, internos y externos, manteniendo,
indefectiblemente, a los victimarios de siempre, sus herederos y sus acólitos,
en el poder.
O se cree en D-os, o no, o se decide respetarle todos los derechos al otro
o no, o se trata de conseguir la felicidad del colectivo sacrificando la del
individuo, o se antepone la libertad, el éxito y la felicidad del individuo
para conseguir el éxito y la felicidad de la sociedad. Me parece que esta
opción nos mantendría como manada controlable.
Los que abogamos por un cambio de régimen en Cuba, lo hacemos basados,
fundamentalmente, en la experiencia vivida en Europa del Este, en sus cambios,
en las decisiones exitosas y las otras, que de un modo u otro han marcado sus
destinos y no deja de ser una valiosa enseñanza para los opositores cubanos que aspiren a ser funcionarios
electos o no.
En la República Checa, se proscribió de cualquier posición de gobierno a
los funcionarios del antiguo régimen, y lograron un verdadero régimen
democrático. En Rusia y Bielorrusia ocurrió todo lo contrario, y los resultados
son evidentes.
En el caso de Hungría, fue vasta la presencia en el poder de los antiguos
funcionarios comunistas, disfrazados de socialdemócratas y democratacristianos.
Como consecuencia, el país estaba mal y la corrupción era galopante.
Durante las más recientes elecciones, los húngaros eligieron un partido con
incómodas relaciones con la extrema derecha neonazi. A consecuencia de la
ausencia de otras opciones y debido a la amalgama formada por opositores y
excomunistas en el poder y a su red de relaciones establecidas por décadas. Al
parecer, esta relación e influencia ha disminuido paulatinamente y se han ido
distanciando a medida que se consolida Víctor Orban en el poder. Hungría
avanza, pero a su precio.
En Cuba, tanto la cúpula militar, como sus aliados internos y externos, por
lo que abogan es por hacer un cambio a la vietnamita o birmana: mantener el
poder y poder explotar a obreros, profesionales, artistas y a hombres y mujeres
de negocio como se hace hoy en dichos países. Lo acaban de anunciar. El dinero
de la gusanera será ‘’invertible’’ ¿A Ud. no le parece? A mí, sí.
Roland J Behar
Miami Beach, FL. 3/14/2021
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