Ante la reciente resolución aprobada por el
Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, (226 desde el restablecimiento del
estado de Israel) con la anuencia o, según dicen algunos, la complicidad de la
administración de Obama, resulta necesario aclarar algunos conceptos para poder
entender mejor las intenciones y objetivos de dicha resolución.
Su esencia se resume en el párrafo siguiente:
La resolución establece que la actividad de
los asentamientos de israelíes en los territorios palestinos ocupados desde
1967, "incluida Jerusalén oriental" constituyen una "violación
flagrante" del derecho internacional y no tienen "validez
legal". Exige que Israel deje de realizar tal actividad y cumpla sus
obligaciones como potencia de ocupación en virtud del Cuarto Convenio de
Ginebra.
Los territorios sólo son "ocupados"
si son capturados en la guerra de un país soberano, establecido y reconocido,
pero ningún Estado tenía una soberanía legítima o reconocida sobre la Ribera
Occidental, la Franja de Gaza o Jerusalén Oriental antes de la Guerra de los
Seis Días.
El Cuarto
Convenio de Ginebra no es aplicable a Cisjordania y la Franja de Gaza pues, en
virtud de su artículo 2, se refiere, únicamente, a "casos de ...
ocupación del territorio de una Alta Parte Contratante" por otra Alta
Parte Contratante. La Ribera Occidental y la Franja de Gaza nunca han sido
territorios legales de ninguna Alta Parte Contratante.
El lenguaje de la "ocupación" ha
permitido a los portavoces palestinos ocultar esta historia. Al señalar
repetidamente la "ocupación", logran revertir la causalidad del conflicto, especialmente frente al público
occidental. Por tanto, la disputa territorial actual es, presuntamente,
resultado de una decisión israelí de "ocupar", más que resultado de
una guerra impuesta a Israel por una coalición de estados árabes en 1967. El ex
asesor jurídico del Departamento de Estado, Stephen Schwebel, Corte
Internacional de Justicia de La Haya, escribió en 1970 sobre el caso de Israel:
"Cuando el anterior ocupante del territorio se hubiera apoderado
ilegalmente del mismo, el Estado que posteriormente lo tome en el ejercicio de
legítima defensa, tiene más derecho que el ocupante anterior".
En todo caso, son “Territorios en conflicto”
lo cual se define como: “Una disputa territorial es un desacuerdo sobre la
posesión o control de tierras entre dos o más entidades territoriales o sobre
la posesión o control de tierras, usualmente entre un nuevo estado y el
ocupante”.
Por lo tanto, ni son territorios ocupados, ni
los israelíes que por propia voluntad se asientan en los mismos lo hacen
ilegalmente.
La intención de la negociación y su principal
objetivo es deslegitimizar el derecho que tiene Israel a su tierra ancestral
del único estado reestablecido por una resolución de las Naciones Unidas. Las
líneas del Armisticio se remontan a 1949, no a 1967, son sólo el resultado del
alto al fuego de la guerra 1948-1949 en la cual Jordania (por 18 años llamada
Cisjordania) ocupó la margen occidental del Jordán y Egipto ocupó Gaza. No es, ni fue nunca, frontera de ningún
estado constituido. Es más: los árabes
de esa zona no se autonombraron palestinos hasta después de la fundación de la
OLP en 1964. Hasta entonces eran los
judíos los que se hacían llamar palestinos.
Por ejemplo, la Brigada Palestina del Ejercito inglés en un 100% era de
judíos, pues durante la Segunda Guerra Mundial los árabes apoyaban al eje Nazi.
Sobran ejemplos en el mundo de territorios
realmente ocupados contra cuyos ocupantes el Consejo de Seguridad jamás ha
intentado siquiera discutir su situación. Por citar algunos casos; tenemos el
de Ceuta, Melilla, las Islas Chafarinas y del Perejil, el peñón de Alhucemas
ocupado por España contra la voluntad de Marruecos, El Tibet ocupado por China,
el norte de Chipre ocupado por Turquía, los territorios de Georgia conocidos
como Abkhazia y Osetia del Sur y la Península de Crimea ocupada por los rusos.
La resolución demuestra su mala intención -al
igual que John Kerry- cuando sobrevalora la incidencia de los asentamientos,
obvia al terrorismo palestino e ignora la incitación a cometerlo por parte de
sus dirigentes, quienes rehúsan reconocer el estado de Israel, despejando
posibilidades de paz y coexistencia entre dos estados independientes: anhelo
este de la mayoría de los israelíes y de los judíos del mundo. La resolución
tiene, además, un objetivo velado: dificultarle a Trump cualquier plan o idea
que habría tenido con respecto al Medio Oriente.
En cuanto a Jerusalén, su historia registra
una sola división como resultado de la ocupación jordana. No bajo los romanos,
ni los otomanos, ni los ingleses. Pero cuando Berlín se unificó después de la
caída del muro, la ciudad fue de nuevo sólo Berlín. Ya no hay Berlín Oriental u Occidental. Es
hora que recuerden o que aprendan que Jerusalén hay una sola: la de David, la
de Salomón, la de Jesús, Capital Eterna del estado de Israel. ¿A Ud. no le
parece? A mí, sí.