El artículo 42 del Reglamento de La Haya de 1907 sobre las
leyes y costumbres de la guerra terrestre define la ocupación beligerante de la
siguiente manera: “Se considera un territorio ocupado cuando este se encuentra
de hecho colocado bajo la autoridad del ejército enemigo. La ocupación no se
extiende sino a los territorios donde dicha autoridad se ha establecido y puede
ser ejecutada ". No aplica en los casos de los territorios de Judea,
Samaria y Gaza debido a que nunca formaron ni forman parte de un estado
constituido; sólo existe la ocupación, en el sentido del Reglamento de La Haya
de 1907, cuando un Estado ejerce su autoridad real sobre el territorio o parte
del territorio, de un estado enemigo. La presencia israelí se debe a la
derrota, en 1967, sobre Jordania y Egipto quienes ocupaban esos territorios
desde 1948.
La ocupación militar se considera que existe, si los
siguientes elementos se pueden demostrar: la presencia de tropas extranjeras,
que están en condiciones de ejercer un control efectivo sin el consentimiento
del soberano (estado constituido)- Las tropas israelíes no son tropas
extranjeras en su tierra ancestral. De acuerdo con la presencia física, la
opinión generalizada de los expertos es que la presencia de las tropas
extranjeras es un requisito sine qua non de la ocupación. Es decir, la
ocupación no es concebible sin "botas sobre el terreno". Por
tanto, las fuerzas que ejercen el control naval o aéreo, o a través de un
bloqueo naval o aéreo no son suficientes. Estas fueron las conclusiones a las
que llegó en junio del 2015 la Gran Sala del Tribunal Europeo de Derechos
Humanos.
La situación de los territorios de Judea y Samaria,
conocidos como el West Bank, son habitadas tanto por israelíes como por
palestinos. Se supone se rijan por los términos legales consignados en el
Acuerdo de Oslo II del 28 de septiembre de 1995. En dicho convenio se
acordó que el territorio se dividiera en zonas clasificadas de acuerdo a los
patrones siguientes: en el 2000 el 17 por ciento de Cisjordania fue clasificado
como zona A, el 29 por ciento como Zona B, y el 59 por ciento en la zona C.
Las zonas clasificadas A están bajo el control total
de la Autoridad Palestina e incluyen todas las ciudades palestinas y sus
alrededores, sin presencia civil ni militar israelí: Nablus, Jenin, Tulkarem,
Qalqilya, Ramallah, Bethlehem (Belén), Jericó y el 80 % de Hebrón.
Las zonas clasificadas B están bajo el control civil
de la Autoridad Palestina y el control de seguridad de Israel e incluyen áreas
de densa población palestina sin presencia civil israelí.
Las zonas clasificadas C están bajo control israelí,
a excepción de los civiles palestinos. Estas áreas incluyen todos los
asentamientos israelíes de la Ribera Occidental del Jordán y sus alrededores
inmediatos, así como las áreas estratégicas llamadas "zonas de
seguridad".
La fuerza laboral palestina consta de menos de 2 millones de
habitantes de lo poco más de cuatro millones que conforman su población.
Padecen de un nivel de desempleo mayor del 25%, la Autoridad Palestina
emplea al 21% de la fuerza laboral, Israel emplea casi 800,000 los cuales, a
través de permisos de entrada, laboran en Israel.
Después de los Acuerdos de Oslo de 1993, Hebrón fue dividido
en 2 sectores diferentes. El sector palestino controla el 80% del territorio
conocido como Zona H1, y los israelíes lo controlan la Zona que
constituye un 20% del territorio. Ambas partes afirman ser víctimas de un
sistema de tipo "apartheid". Ninguno es capaz de moverse
libremente a través de toda la ciudad. Irónicamente, la palabra Hebrón
significa "Ciudad de la Amistad".
Hebrón es la cuna de la civilización judía. El hogar de las
tumbas de sus más importantes figuras religiosas: Abraham, Isaac y Jacob. ¿Se
imaginan si a los cristianos no se les permitiera en Jerusalén? ¿Si a los
musulmanes no se les dejara ir a la Meca? Sin embargo, la violencia es
horrible. Pienso que la mayoría de los israelíes y de los palestinos quieren
que la violencia se detenga. Pero la incitación a la misma por parte de la
Autoridad Palestina y por algunos grupos civiles israelíes extremistas evitan
que esto suceda.
A pesar de toda esta evidencia, inexplicablemente,
personajes respetados, mas quizás no tan respetables, como el Sr. Vargas Llosa
insisten en presentar la verdad distorsionada a través del prisma de la
izquierda israeli que, como la izquierda europea (a quien VL combate),
demoniza constantemente al estado judío, arriesgando con ello su prestigio y
credibilidad. Nada, que como en las guerras anteriores, Israel también
ganará esta guerra mediática. ¿A Ud no le parece? A mí, sí.
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