Entre todos los problemas que, sin duda, ha de enfrentar Israel en el futuro está la posible desaparición de la Autoridad Palestina (AP). Sucederá una implosión, producto de su descontrolada corrupción, la salida de la jefatura de la misma de Abu Mazen o una combinación de ambas.
Yazir Arafat gobernó con mano férrea y creó el aparato de corrupción existente en la AP. Ya en el otoño de 1997 una comisión de investigación al respecto, reportó al Consejo de la AP que $326 millones (o sea el 37 por ciento del presupuesto de la Autoridad Palestina entonces) desapareció debido al fraude, la corrupción y la mala gestión.
Los cálculos acerca de la riqueza personal de Arafat varían. En su edición del 2003, la revista Forbes incluye a Arafat en su lista anual de los más ricos “reyes, reinas y déspotas”, con una fortuna superior a los $300 millones. Oficiales norteamericanos e israelíes estimaron que el patrimonio personal de Arafat fluctuaba entre 1 y 3 billones de dólares.
Mientras que el palestino promedio apenas subsiste, la esposa de Arafat, Suha, recibe $100,000 mensuales de la AP de acuerdo a lo reportado en el programa 60 Minutes de la cadena CBS. El mismo informe destacó que Arafat mantenía inversiones secretas en una planta de Coca Cola con sede en Ramallah, una empresa de telefonía celular tunecina, e inversiones en los fondos de capital de riesgo en EEUU y las Islas Caimán.
Los que dentro de la AP criticaron sus excesos fueron encarcelados de forma rutinaria, torturados o golpeados. En 1999, Muawiya Al-Masri, miembro del Consejo Legislativo Palestino, describió la corrupción de Arafat a un periódico jordano. Inmediatamente, fue atacado por un grupo de hombres enmascarados que le dispararon tres veces.
Todo parece indicar que las cosas no cambiaron con Abu Mazen. Documentos revelados en la web en agosto del 2015 denuncian la corrupción y el mal uso de fondos por parte del liderazgo de la AP, lo cual provocó indignación en las redes sociales palestinas. Los documentos incluyen una petición a Bahréin para financiar una urbanización privada de $4 millones en una exclusiva zona de Ramallah, específicamente, para que vivan funcionarios de la AP y una propuesta para que el gobierno palestino pague $15,000 por la educación privada de la hija de uno de estos altos funcionarios, así como el pago de tratamiento médico para su familia. Como comentario a estos documentos filtrados, un vocero del grupo de vigilancia contra la corrupción Transparencia Internacional declaró que “hay grandes agujeros negros en los sistemas financieros y administrativos palestinos que necesitan ser reformados”. Nada más.
El ministro de Absorción Zeev Elkin, miembro del gabinete de seguridad, declaró al periódico Makor Rishon que Israel no se está preparando para la “guerra de todos contra todos” que vendrá a continuación del desplome de la AP con la desaparición de Abu Mazen. Además, advirtió que la AP se está derrumbando, y lo que sigue será la anarquía. “En mi opinión, es importante entender que la era post-Abbas es inminente. Él está cansado y débil, y hay fuerzas que trabajan contra él”, dijo Elkin. “No hay casi ninguna posibilidad de que surja un heredero como [Abbas] después de Yasser Arafat. No hay nadie que pueda tomar las llaves por consenso”.
Mahmoud Abbas (alias Abu Mazen) ha sido un fracaso como el “plañidero” palestino. No ha podido (ni querido) dirigir la AP hacia la paz con Israel, y ha mal administrado el supuesto objetivo de lograr la creación de un Estado para los palestinos. En lugar de enfrentar los temas difíciles y hacer compromisos requeridos en la negociación de la paz y la condición de Estado con los israelíes, Abbas eligió una alianza con el grupo terrorista de Gaza controlado por Hamas. Este pacto de Abbas con Hamas provocó que Israel detuviera las negociaciones de paz con los palestinos.
El ex ministro israelí de Asuntos Exteriores, Avigdor Liberman, habló en nombre de Israel y exigió –con razón– la búsqueda de un líder alternativo de Abbas, diciendo que hay muchos líderes palestinos educados que son más tolerantes y abiertos a las negociaciones.
Los agentes de seguridad de la AP inspeccionan lo que aparece en los medios de comunicación social y amenazan a quienes critican a Abbas. Algunos rivales políticos como Mohammad Dahan, quien fuera ayudante de Abu Mazen y Salam Fayyad, ex primer ministro de la AP, han sido vilipendiados por Abbas.
De cualquier modo, es común en los regímenes totalitarios –y el de la AP lo es– que sea difícil identificar sucesores –si existeran–. En cualquier caso, tras la caída de Abu Mazen, como bien dice el ministro Zeev Elkin, vendrá la anarquía. ¿A Ud. no le parece? A mí, sí.
No comments:
Post a Comment