La arianización de los negocios de propiedad judía fue prioridad para los nazis desde 1933. Comenzaron cuando institucionalizaron el proceso de confiscar estos bienes en la Alemania de Hitler.
Mediante presiones les obligaban a vender sus propiedades a cualquier precio. En la primavera de 1938, del 60% al 70% de los negocios judíos había sido liquidado bajo el Decreto sobre el Registro de la Propiedad de Judíos del 26 de abril de 1938 mediante el cual todos los judíos estaban obligados a valorar sus activos (nacionales y extranjeros) y registrarlos si su valor era mayor que 5,000 RM (moneda alemana).
El propósito: “excluir a los judíos de la vida económica de Alemania y Austria”. Después lo hicieron en el resto de Europa. Además, todos los negocios judíos restantes fueron puestos bajo el control del gobierno para vendérselos a alemanes. El producto de esas ventas engrosó las arcas del Tercer Reich.
Se calcula que, con este método, los nazis obtuvieron alrededor de 8 billones de marcos alemanes de la época, con los que ayudaron a financiar su campaña guerrerista.
En los países que ocuparon y sus colaboradores en Europa Oriental le arrebataron sus propiedades durante cada fase de la persecución. Se crearon los ghettos, donde se les reubicaba obligándoles a abandonar sus propiedades. Los judíos no tuvieron otra opción que mal vender la mayor parte de lo que les quedaba para obtener alimentos para sobrevivir. En los países ocupados sucedió otro tanto: la propiedad fue expropiada y los artículos más valiosos como joyas, efectivo y obras de arte eran confiscados. Luego, al llegar a los centros de exterminio, como Auschwitz o Treblinka, se les despojaba de lo último que habrían podido salvar.
Me motiva a escribir este artículo las noticias que recientemente han aparecido sobre el descubrimiento de un tren nazi en Polonia, supuestamente cargado de objetos de valor robados, entre otros, a los judíos europeos.
Los nazis tenían un proyecto secreto conocido como “Riese”, o “Gigante”, para la construcción de túneles secretos donde esconder sus botines de guerra. La victoria de los Aliados de mayo de 1945 no les permitió terminarlos. La zona donde se construyeron estos túneles pertenecía a Alemania entonces, pero ahora es parte de Polonia.
Se cree que el tren desapareció en una serie de túneles bajo las montañas del Búho, como se les conoce en el folklore polaco. Se afirma que el tren contenía una fortuna en obras de arte, documentos y artefactos provenientes del campo de concentración de Auschwitz, incluyendo oro y objetos robados del salón Ámbar del palacio de los zares rusos.
Según Prensa Asociada, se espera que la excavación dure varios días. Un portavoz del equipo de búsqueda dijo que seis compañías independientes utilizando diversos dispositivos de sonar han detectado anomalías en el subsuelo que podrían indicar la existencia del túnel subterráneo.
Desde el final de la guerra, grandes cantidades de dinero han sido pagadas por Alemania a las víctimas de la opresión nazi. La primera reclamación oficial fue presentada por la Agencia Judía en septiembre de 1945 a los gobiernos aliados. Entre 1945 y 1947, se promulgaron leyes relativas a las reparaciones y devolución de bienes, en particular con respecto a los bienes raíces.
El Estado de Israel, con participación de las principales organizaciones judías mundiales, creó una entidad llamadaConferencia sobre Reclamaciones Materiales Judías contra Alemania, que asumió la responsabilidad principal en la representación del pueblo judío con respecto a sus reivindicaciones. A partir de 1951, Israel presentó memorándums a las potencias aliadas al respecto. A pesar de que decían solidarizarse con las víctimas, dejaron claro que la cuestión de las reparaciones y reivindicaciones tendrían que ser negociadas directamente con el gobierno de Alemania Occidental. Durante los próximos dos años se llevaron a cabo extensas negociaciones. Por último, el 18 de marzo de 1953, fue aprobado un acuerdo por todas las partes. Los pagos en virtud de este acuerdo terminaron en 1965.
La Alemania Oriental no reconoció ningún tipo de reclamaciones hasta 1990, o sea, mientras fue un país comunista. En el año 2000, un fondo de billones de dólares fue establecido por el gobierno de la Alemania reunificada, al que contribuyeron empresas alemanas y otras instituciones para compensar a aquellos que fueron forzados a trabajar como esclavos bajo el régimen nazi.
No sabemos aún con certeza si el tren existe, existió o si va a ser recuperado o no. Lo más probable es que ni los legítimos propietarios, ni los descendientes de los que fueron robados reciban nada del mismo. La inmensa mayoría de ellos perdió lo más valioso: la vida. Lamentablemente, las vidas de seis millones de judíos y lo que habrían podido aportar a la humanidad, se perdieron para siempre. Eso es lo más valioso. ¿A Ud. no le parece? A mí, sí.
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